Para evitar todas esas consecuencias negativas que trae consigo el estrés y sobre todo la que afecta a nuestra alimentación podemos :
- Realizar actividades que permitan renovarse desde el punto de vista físico y psicológico: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio, técnicas de relajación.
- Practicar ejercicio físico. Actividades como caminar, nadar, o incluso, limpiar el hogar, reparan fuerzas y reaniman.
- Evitar la automedicación, el abuso de cafeína, alcohol y las comidas excesivas.
- Establecer límites, aprender a decir"no" y suspender las actividades que son menos prioritarias.
- Organizar el tiempo. Priorizar y estructurar las actividades y expectativas.
- Intentar mantener expectativas realistas. Esperar demasiado de uno mismo o de los demás, exigirse perfección o ser inflexible con las prioridades puede generar mucha frustración.
- Compartir las emociones: buscar alguien con quien conversar y expresar las emociones, tanto las positivas como las negativas.
- Anticipar las situaciones estresantes y prepararse para ellas, imaginar la situación y practicar las respuestas y reacciones.
Estos consejos están proporcionados por el gabinete psicopedagógico de la universidad de Granada.
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